martes, 13 de octubre de 2009

NI DERECHAS NI IZQUIERDAS: UNA POLITICA TRANSVERSAL


Daniel Cohn-Bendit es archiconocido en Europa desde Mayo del 68. Su temperamento fogoso y su terquedad lo anteceden; sin embargo, hoy día llama la atención su lucidez y el pulso que es capaz de llevarle a los vientos políticos que recorren el mundo.
Cohn Bendit, responsable del triunfo de los verdes en las elecciones al Parlamento Europeo (y también de la brutal derrota del partido socialista en Francia) ha confesado recientemente que su ambición es “desafiar a los de derecha y cambiar a los de izquierda pues, para ser eficaces en política se necesitan mayorías, y no mayorías de derecha o de izquierda, sino mayorías para cambiar las cosas”. En esa misma entrevista Cohn-Bendit reconoce que han sido sus vínculos con la ecología los que le han hecho repensar la política. La ecología, dice: “me ha alejado tanto de la concepción de la democracia de derechas como de la lucha de clases de izquierda. Ella obliga a plantear de otra manera los problemas económicos, sociales e incluso los problemas de la nación porque a ese nivel ¡no hay soluciones nacionales!”.
En realidad, lo que pone en evidencia la perspectiva ecológica es la dimensión trasnversal de la política; es decir muestra el rostro de una política que ya no tiene su anclaje en las ideologías tradicionales sino en el poder de la gente. El fenómeno de la trasnversalidad viene asociado a la globalización pero, sobre todo, a la dificultad de ejercer la representación política. ¿Puede un programa político satisfacer la diversidad de expectativas de sus propios electores? ¿Puede acaso conciliar las contradicciones que padece un mismo ciudadano en el ejercicio de las diversas dimensiones de su vida, a la vez, como vecino, padre, elector, trabajador, paciente, consumidor, etc., etc.? ¿Puede, en fin, mantener su identidad (de derecha o izquierda) cuando debe enfrentar problemas que superan los límites locales y nacionales, tales como las crisis económicas, la contaminación del ambiente, la sustentabilidad alimentaria o la proliferación de armas nucleares? Si en el pasado un creyente podría inclinarse, a priori, hacia aquellos que representaban la ideología de su gusto (por ejemplo un católico hacia la democracia cristiana y un marxista hacia el partido comunista), hoy día esa cesión de confianza es imposible. No porque las ideologías hayan desparecido (la gente sigue creyendo en dios o en lucha de clases) sino porque ahora los problemas y sus soluciones son identificados por las personas concernidas. La política se ha invertido, de allí que el poder local adquiera relevancia fundamental.
El reto, pues, para la política actual es cómo construirse desde esa transversalidad que introduce el poder local (vigilancia ciudadana) y el poder global. El mundo se ha hecho más complejo y la política también.
En la búsqueda de esa complejidad parece estar la primera mujer en obtener el Nóbel de Economía, Ellinor Ostrom.

No hay comentarios: